El muy interesante proyecto Terroir Hunter, iniciado en 2007 por Viña Undurraga de la mano del enólogo Rafael Urrejola busca poner en valor, como su nombre lo indica, el valor del terroir por sobre ser tan sólo un mero catálogo de cepas, por lo mismo algunas variedades se presentan con más de un origen a fin de mostrar, y demostrar, como clima y suelo inciden en la expresión final de un vino.

En el caso del Syrah podemos encontrar sus versiones Limarí y Leyda, ambos valles de clima frío de marcada influencia oceánica y con uvas cultivadas a escasos kilómetros del Pacifico.

La versión Limarí, con origen en suelos calcáreos, es criada durante 12 meses en barricas de roble francés 20% de primer uso, en tanto el Syrah Leyda que nos convoca, cultivado sobre suelos de granito descompuesto, envejece también 12 meses pero en fudres de roble de cinco mil litros.

El resultado es un vino menos mineral que su hermano pero con un mayor frescor y limpieza tanto en sus notas frutales como en la percepción de sus terciarios gracias a una madera menos presente.

Rubí profundo de borde granate y lágrima gruesa que en nariz nos regala mora en compota, ciruela negra, intensas olivas y pimienta negra, humo, charcutería, dejo cárnico y nota salina.

Intenso y goloso en boca, excelente fluidez a pesar de su cuerpo voluminoso gracias a su marcada acidez, tanino firme y maduro, sabores de fruta negra en su final largo con notas cárnicas que recuerdan jamón serrano maduro.

En resumen presenta todo aquello que esperamos encontrar en un mosto de calidad: equilibrio, persistencia, intensidad y complejidad, además de un amplio margen para continuar su evolución en cava.

Como todo Syrah resulta excelente compañía de carnes jugosas, cordero asado o cerdo horneado en hierbas y especias, pero la fluidez de su cuerpo le permite también ser opción para platos vegetarianos de intenso sabor como Pizza Marinara o Zapallos y Vegetales ahumados.

Nota: 4,4 – Muy buen vino de excelente precio y opción de guarda.