Tenuta Rapitalà Piano Maltese

Históricamente en Italia ha existido una rivalidad política, económica y cultural entre las ciudades del norte y sur de la península, la que también se extiende a la viticultura.

En el norte italiano encontramos sus más famosas y valoradas Denominaciones de Origen Controladas (DOC y DOCG) como Barolo y Barbaresco en el Piamonte, Chianti Clássico y Brunello di Montalcino en la Toscana, o Valpolicella y Prosecco en el Veneto. Mientras en el sur una gran mayoría de los vinos se produce tan sólo bajo Indicaciones Geográficas Típicas (IGT).

Las normativas han permitido mantener inalterable el prestigio de los vinos del norte, sin embargo una norma mucho más amplia ha permitido que el sur se exploren nuevas variedades, métodos de vinificación y crianza, pudiéndose adaptar mejor y más rápido al requerimiento de los consumidores actuales lo que ha hecho que Sicilia poco a poco se vaya convirtiendo en uno de los grandes protagonistas del vino italiano.

Cabe señalar que Sicilia cuenta también con algunas de las denominaciones de origen más antiguas de Italia, como es el caso de la DOC Etna, en los cercanías del famoso volcán en su costa oriental y la DOC Marsala en la costa contraria, pero su principal crecimiento se ha dado en los vinos IGT, mucho de ellos originalmente producidos para elaborar este famoso fortificado como son las variedades Grillo y Catarratto.

Precisamente en base a un 35% Catarratto, 30% Chardonnay y 35% Grillo es que Tenuta Rapitalà nos entrega Piano Maltese, un vino moderno en su propuesta, con guiños a los vinos internacionales, gracias a la presencia de la variedad borgoñesa, pero con un clara identidad siciliana que se manifiesta en sus notas de almendras dulces y amargas, uno de los frutos emblemáticos de la isla.

En su vinificación cada cepa es prensada por separado para unirse en el estanque de fermentación en el que esperan sobre sus lías el embotellado que tiene lugar casi a fines del invierno.

Vino de tono dorado pálido, que en nariz nos regala almendras, nata de leche, miel, fruta blanca y cítricos, en tanto su boca es de suave dulzor y acidez media+ que le da un fácil paso en boca que finaliza con un suave dejo salino.

Es una propuesta de aceptable equilibrio, persistencia e intensidad media donde lo que destaca es una complejidad única gracias a su terroir y mezcla de uvas.

Nota: 3,1 – Vino interesante para conocer la nueva cara de los blancos sicilianos.

Buena opción para maridar platos marinos en general, guisos de vegetales, carnes blancas y pizzas ligeras. Dentro de esta {ultimas nuestra recomendación es servirlo en compañía de un clásico Sfincione, también conocido como Pizza Siciliana.

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