Desde el fin de la Edad Media las tierras de Alsacia han transitado sucesivamente entre dominio francés y germano lo que ha incidido potentemente en su tradición y cultura donde la actividad vitivinícola no ha sido la excepción. De esta forma aunque la región es una AOP regulada bajo el esquema galo sus vinos son los únicos donde se menciona la cepa utilizada al estilo del etiquetado alemán.

Las variedades más cultivadas son el Riesling y Gewürztráminer, también muy presentes en los vinos germanos, Pinot Gris, compitiendo directamente con aquellos producidos en el norte de Italia, y Pinot Blanc, quizás la cepa más única de la región.
Esta aromática cepa se suele utilizar para la producción de blancos frescos y ligeros, usualmente vinificados solo en acero inoxidable y que destacan por sus notas cítricas y minerales como es el caso del Rosenberg Pinot Blanc del Domaine Aimé Stentz.
Amarillo pajizo traslúcido de traza dorada en cuya nariz encontramos melón maduro, durazno blanco, jazmín, lima, miel y el dejo mineral propio de sus suelos calcáreos.
En boca se nos muestra ligero, se muy suave dulzor residual que recuerda duraznos deshidratados, acidez media+ de larga y grata persistencia, final marcadamente cítrico y mineral.
Vino de buen equilibrio y persistencia, con la complejidad propia de la variedad y quizás tan sólo peca de cierta timidez en su intensidad.
Nota: 3,4 – Buen vino para comenzar a adentrarse en su cepa y región.
Muy buena opción como aperitivo o para acompañar tablas de quesos y charcutería, además de ser un excelente opción para quienes quieran incorporar un vino a su Brunch en particular si considera unos deliciosos Oeuf Cocotte.

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