Puede llamar la atención que Casa Marín, considerada por muchos y entre quienes me incluyo el mejor productor de blancos nacionales, no haya incursionado en la Chardonnay. Probablemente el frío costero no permita alcanzar la complejidad que se espera de la variedad y a falta de un mayor componente mineral tampoco sea posible entregar el frescor de Chablis.

Sin embargo a falta del emblema de la Bourgogne en su catálogo nos entrega, con magníficos resultados, dos cepas que en Chile, y en general en Nuevo Mundo, han resultado huesos duros de roer. Me refiero a Riesling y Gewürztráminer.
Estas variedades cuentan como referentes aquellos vinos producidos en Alsacia y la Mosela, ambas sobre los fríos 47 grados de latitud norte, por lo que la producción en los cálidos terroirs de Nuevo Mundo siempre parecen quedar al debe.
Esta comparación resulta mucho más dura para la Gewürztráminer al ser una variedad que concentra menos acidez y presenta mayor volumen en cuerpo resultando naturalmente menos fresca, y he aquí el principal mérito de Casona Vineyard de Casa Marín que con una prolija vinificación mediante control de temperatura y crianza de tan sólo dos meses en barrica usada logra entregar un vino que, contrario a la media nacional. destaca precisamente por su frescor.
Vino amarillo pajizo de traza dorada oleoso a la vista que en su nariz entrega jazmín, azahar y rosas, piel de lima, durazno maduro y el característico lyche. En tanto su boca fresca y seca, de cuerpo untuoso pero fluido gracias a su alta acidez, nos regala un delicado final cítrico y salino.
Como ya mencionamos existe un perfecto equilibrio entre cuerpo y acidez, además de una larga persistencia, notas intensas pero que privilegian la elegancia por sobre lo exuberante, y una muy buena muestra del perfil más clásico de la cepa en su complejidad.
Nota: 4,2 – Sin duda no es sólo el mejor exponente de la variedad en suelo nacional sino también puede mirar de igual a igual a sus pares europeos.
Su perfil aromático, cuerpo, riqueza frutal y frescor lo convierte en una excelente opción de maridaje usualmente complejos como son los sabores agrios y fermentados propios de la cocina germana o el intenso picor de los curris tailandeses complejizados aún más por la presencia de leche de coco. Precisamente en ese sentido nuestra recomendación es servirlo junto a Pad Thai de Camarones.

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