El Domaine Jean Louis Chavé no posee página web, su cuenta Instagram registra tan sólo cuarenta y ocho publicaciones en los últimos seis años, no se publicita en revistas especializadas por lo que rara vez son aparece en sus rankings, tampoco participa de ferias o exposiciones, no contrata influencers ni embajadores, en resumen Chavé simplemente no existe en el mundo digital, o al menos por voluntad propia, porque cualquier buscador web nos mostrará más de medio millón de referencias a sus vinos, todas ellas pertenecientes a terceros.

Bajo estos términos más de alguien se preguntará ¿Cómo el nombre de este Domaine del Ródano es uno de los de mayor posicionamiento y valía a nivel mundial? La respuesta es simple: Jean Louis Chavé solo se dedica a hacer vinos, por cierto los mejores en su origen, y lo hecho en forma ininterrumpida desde 1481 a los largo de dieciséis generaciones.

Durante más de cinco siglos sus viñedos han tenido un manejo orgánico y biodinámico, por lo que resta decir que no ha invertido tiempo en adaptarse a la hoy actual tendencia ni necesita certificaciones que den cuenta de algo que es natural en su producción. De igual forma volvió a la vinificación con una mínimo crianza en roble, cuando el mundo se rendía a los maderosos designios de Robert Parker.

En resumen a pesar de no publicitar su legado ni seguir tendencias, esta bodega cuanta con una de las mayores tradiciones a nivel mundial y a la vez se mantiene a la vanguardia en materia enológica.

Sus viñedos de Syrah en el norte del Ródano, en la región que hoy da vida a la AOC Saint-Joseph, marcan sus inicios, pero a inicios del siglo XIX adquieren una porción de tierra en la colina del Hermitage, un terroir hoy día invaluable, que desde entonces da vida a sus vinos icónicos. Posterior a la filoxera y a fin de ampliar su producción amplian sus cultivos a las colinas de Vinsobres, Visan y Buisson, sesenta kilómetros al norte de Avignon en la cuenca sur del Ródano.

Un Domaine Jean Louis Chavé AOC Hermitage suele rondar los quinientos dólares cada botella y sus mejores añadas, como la 2010, no se tranzan por menos de mil. Sin embargo la bodega incluso en sus vinos más sencillos ya nos entrega muestras de su extraordinaria calidad, como es el caso de su AOC Cótes du Rhóne Mon Couer Selection.

Este vino es un clásico ensamblaje Grenache, Mourvedre y Syrah criado 12 meses en barricas de roble usado que en la copa resulta casi imperceptible y como su nombre lo indica es una selección de los mejores terroir de la AOC, lo que práctica le entrega un perfomance incluso superior a los «villages» de la región.

En su nariz se funden rosas rojas y violetas, fresas y ciruela negra, guinda y arándano, suave pimienta y hierbas, además de una marcada mineralidad. En tanto su boca muestra el perfecto balance entre sutileza e intensidad, con un cuerpo ligero pero elegante, donde su acidez equilibra sus notas de fruta roja y negra con delicados dejos de caramelo.

Para quienes aún no conocen al Domaine Chavé, Mon Couer es una excelente oportunidad de conocer a esta bodega de la que todos hablan por más que esta pareciera querer mantener su anonimato.