La Grenache o Garnacha es una de las variedades notoriamente al alza en el nuevo milenio. Prueba de ellos es la creciente valoración en Francia de los vinos del sur del Ródano (Cótes du Rhóne, Chateauneuf-du-Pape) y la exitosa renovación de la Garnacha española como monovarietal de la mano de jóvenes viñateros sobre todo de Madrid y Zaragoza.

En Chile el aumento de las temperaturas a raíz del calentamiento global ha transformado a esta cepa que gusta del calor y soporta de mejor manera la escasez hídrica en un actor que año a año gana relevancia. De esta forma si hace una década tan sólo la encontrábamos como parte del coupage de los ensamblajes de tipo mediterráneo, GCM, en la actualidad ya existe un buen número de etiquetas que la tienen como protagonista.

Viña Perez Cruz incorporó hace algunos años la variedad a su muy buena colección Limited Edition, pero a contar de la cosecha 2020 decidió orientarla a un perfil más ligero y frutal rebautizando su etiqueta simplemente como Grenache.

Rubí brillante de capa baja que en nariz nos entrega fresa, ciruela roja, cereza, zarzaparrilla, flores rojas y sutil pimienta blanca, en tanto su boca es fresca, ligera, de acidez alta y final de persistencia media donde prima el sabor de jugo de granada con cierta presencia de hierba provenzal.

Vino de buen equilibrio donde sus notas conviven en forma bastante armónica, persistencia e intensidad media, y una complejidad aceptable para vinos orientados a ser consumidos durante su juventud.

Nota: 3,5 – Buen vino joven que entrega una adecuada muestra del perfil de su variedad en Nuevo Mundo.

Buena opción para acompañar carnes asadas de alto contenido graso o equilibrar guisos gruesos y cálidos como puede ser una Pierna de pavo en Mole poblano.