Maridando al compás del Tango

Un jugoso trozo de carne asada acompañado de una copa de Malbec es el indiscutido ícono del maridaje en el Río de la Plata, sin embargo la gastronomía argentina es mucho más que fuegos y parrillas como también en sus vinos hay un mundo por descubrir más allá de sus tintos mendocinos.

Al calor de las brasas

A la hora de visitar los célebres maridajes del país del tango es imposible no comenzar por aquellos que nacen al calor del fuego.

El asador argentino manea una gran variedad de cortes y tiempos de cocción, pero en líneas generales estos se dividen entre «entrantes» y «principales».

En el primer grupo encontramos preparaciones rápidas y poco complejas que resultan ideales como entremés mientras se espera por los cortes de fuego lento. El Matambre de Cerdo y la Entrañita Fina son dos clásicos que no requieren más de diez minutos por cara para estar listos resultando toda una delicia cuando se acompañan en salsa criolla o chimichurri. Ambos maridan a la perfección con un buen Malbec, en especial si cuenta con los dulces taninos propios de Luján de Cuyo como el Single Vineyard DOC de Luigi Bosca, aunque si queremos optar por algo más ligero podemos echar mano al magnifico Eggo de Viña Zorzal, vinificado sin paso por madera en huevos de concreto, o de frentón dar paso a una fresca pero intensa Bonarda.

Pero la parrilla argentina también nos da ocasión para descorchar un blanco con tres de sus entrantes emblemáticos: la Provoleta, suerte de fondue austral en base a queso Provolone derretido a las brasas, el Zapallo Relleno, cocinado al rescoldo como clara herencia de la tradición andina, o las Mollejas asadas; todas estas se acompañan a la perfección del frescor de un Chardonnay, cepa sobre la que cabe hacer notar que según el afamado critico James Suckling los mejores ejemplares en los últimos años a nivel mundial provienen de Argentina.

A la hora de los principales lo más probable es que nos encontremos con un Cordero al Asador, si estamos en la Patagonia, o con su majestad el Asado de Tira, rey indiscutido de la pampa y de las parrillas en las afueras de Buenos Aires. Ambas opciones se maridan a la perfección con un Malbec frutal, intenso y elegante, destacando entre ellos los nacidos en Gualtallary, como Selección de Bodega de Doña Paula, aunque no debemos dejar de considerar como opción los Cabernet Franc mendocinos que amenazan con convertirse en la nueva estrella del vino en el país de Maradona.

Más allá de la Parrilla

No todas las tradicionales carnes argentinas se cocinan al calor de las brasas y dos claros ejemplos de ellos son el Bife Chorizo, que en rigor se prepara «a la plancha» y un clásico de los bodegones porteños: la Milanesa, versión rioplatense del Schnitzel germano, donde la carne empanizada se fríe en aceite para luego servirse cubierta de tomate, queso y jamón, acompañada de papas fritas y con un huevo frito «a caballo». Este calórico plato también podríamos maridarlo con un Malbec pero también resulta una excelente opción para conocer las bondades de algún Cabernet Sauvignon mendocino, como Ultra de Viña Kaiken.

Carnes Blancas y Pescado

Una tradicional preparación cordobesa de carnes blancas es el Pollo al Hilo, donde el ave entera se cuelga por horas sobre las brasas hasta alcanzar un dorado perfecto, plato que según las recomendaciones de Francis Mallmann se debe acompañar de una fresca gremolata endulzada en miel, En tanto en la Patagonia es habitual encontrar el Salmón o Trucha a la Sal, donde el pescado aprisionado en una costra de salmuera que impedirá que suelte sus jugos se suele cocinar sobre piedras calientes al estilos del curanto.

Ambas preparaciones maridan a la perfección con un Pinot Noir y para ello no es necesario recurrir a un vino traído de la Borgogne o California, pues los vinos argentinos de la variedad están también considerados entre los mejores del mundo.

Pastas y Masas

La masiva inmigración italiana trajo sus tradicionales pastas a la cuenca del Río de la Plata, sin embargo allí encontraron una abundancia de carnes y vegetales del todo desconocida para estos viajeros lo que derivó en que las pastas argentinas se caracterizan por lo enjundioso de sus salsa y rellenos.

Sorrentinos de Jamón y Queso o Ravioles al Tuco se plantan frente a un Malbec o Cabernet Sauvignon de la misma forma que lo haría un jugoso trozo de carne, mientras estos mismos ravioles, pero ahora rellenos de Ricotta y Espinaca resultan perfecto para descorchar un fresco Chardonnay como lo es Hermandad de la mendocina Familia Falasco.

En tanto en materia de masas aunque Chile y Bolivia hayan declarado a la Empanada su plato nacional y se preparen en buena parte de latinoamericana, en ningún lugar encontramos tanta variedad como en la Empanada Argentina.

Cada estado cuanta con su propia versión pero sin lugar a dudas dos de sus principales exponentes son las Salteñas, rellenas de carne, morrón, papa y huevo, y las Tucumanas, en base a matambre. Acompañadas de abundante ají las primeras y jugo de limón las segundas, una excelente opci´n para su maridaje es el frescor de un Torrontés, cepa nativa de Argentina, como Terroir Series de Kaiken.

Y podríamos continuar hablando de sus pucheros, picadas, tortillas de papas, locro, además de su golosa repostería repleta de medialunas, panqueques o alfajores, todo ello maridado con las bondades de una industria vitivinícola que hace rato cruzó las barreras mendocinas, pero nos comprometemos a que ello continuará en una próxima entrega.

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