Hace unas semanas, reseñando el Pinot Noir de la etiqueta Grand Vin, destacamos el trabajo de Villard complementando el manejo de uva en viñedo y las decisiones enológicas con la gestión de su propia tonelería para lograr un perfecto acabado que también podemos encontrar en el Chardonnay de esta misma colección.

La célebre uva francesa inició su cultivo masivo en nuestro país recién hace treinta años por lo que aún no ha finalizado el proceso de definir su identidad que algunos buscan acercar al Chablis, ligero y mineral, mientras otros se inspiran en los elegantes y complejos vinos del corazón de la Bourgogne, y otros orientan hacia el estilo californiano, fortalecido en maloláctica y roble. En esta misma línea Grand Vin Le Chardonnay ha encontrado un muy buen punto de equilibrio entre estas tres tendencias.
Sus uvas, cultivadas sobre suelos franco arenosos, tras su fermentación son criadas durante nueve meses en roble francés, 45% en barricas de primero a cuarto uso y el 55% restante en fudres de segundo uso con capacidad de 5.000 litros.
Vino amarillo pajizo de trazas doradas y verdosas, en su amplia nariz nos entrega fruta tropical madura, anís, algo de sílice, vainilla, manzanilla, crema agria y pimienta blanca; mientras su boca es de cuerpo untuoso pero sin perder frescor, acidez punzante y final largo con dejo cítrico y mineral.
El equilibrio, persistencia, intensidad y complejidad presentes nos entregan un vino de armónico resultado y buen potencial de evolución en guarda,
Nota: 3,9 – Buen Chardonnay de nuevo mundo con un estilo a medio camino entre la Borgoña y California.
Su maridaje natural está en pasta acompañada de salsas sedosas como la carbonera, guacamole, ave grillada y platos marinos en base a pescados grasos y mariscos, sobre todo crustáceos. Nuestra recomendación es servirlo junto a Empanadas de Camarón y Queso.

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