No es descabellado creer que un vino rosado proviene de uvas del mismo color, sin embargo en lo que respecta a las vitis vinifera solo existen las variedades blancas y tintas. El color del vino se obtiene de los pigmentos presentes en sus pieles, en el caso de los blancos estas se retiran mediante el prensado previo a la fermentación, en tanto en los tintos se mantienen junto al mosto hasta finalizar el proceso extrayendo todo su color. Tratándose de un rosado las pieles están presentes al inicio del fermentado pero se retiran luego de algunas horas para que su aporte sea mínimo.

Los rosados cultivados en la Provence cuentan con la mayor valoración internacional, producidos en base a las cepas mediterráneas propias de los vinos del Ródano, por lo mismo variedades como Grenache, Syrah y Mourvedre suelen estar presentes entre los mejores exponentes del estilo en Nuevo Mundo.
Erasmo Mourvedre Rosé procede de los viñedos de la bodega en la Reserva Calíboro, San José de Loncomilla, secano del Maule. Su vinificación considera el macerado con sus pieles tan sólo por doce horas, fermentación en base a levaduras nativas bajo temperatura controlada a fin de evitar su conversión maloláctica y sin posterior crianza en madera.
Vino de brillante tono rosado cobrizo cuya nariz entrega flores silvestres, frambuesa, canela y mandarina, en tanto su boca es seca y ligera, de acidez punzante, final frutal y cítrico sin ningún tipo de amargor excedido como es habitual encontrar en este tipo de vinos.
Lo anterior redunda en un vino particularmente equilibrado, de buena persistencia, intensidad en sus notas y una complejidad que sin ser amplia no deja de ser interesante.
Nota: 4,0 – Muy buen vino, uno de los mejores en su estilo dentro de los nacionales.
Habitualmente los rosados son usados tan sólo como aperitivos o acompañar ensaladas, sin embargo este vino se mueve con soltura a la hora del maridaje con una serie de otras preparaciones frías como Gazpacho, Salmorejo o Hummus Tahini.
