¿Qué es lo que nos seduce del Sauvignon Blanc de Casablanca? Definitivamente no es sólo su frescor marino o su marcada acidez; también nos fascina sus notas herbáceas que nos recuerdan los aromas de cebollines, hoja de tomate y ají verde, las que junto a durazno blanco maduro y pronunciados dejos salinos, que en resumen nos rememoran un almuerzo estival en una chacra junto al mar.

Esta «alma casablanquina» en la que Casas del Bosque busca entregar en su Sauvignon Blanc Pequeñas Producciones en base a uvas cultivadas en uno de los cuarteles más fríos del valle, asegurando así la presencia de la pirazina clave para el «verdor» de estos vinos. Tras su fermentación en cubas de roble sólo parte de mosto es sometido a conversión maloláctica para posteriormente ser criado por seis meses en contacto con los pozos de sus levaduras.
Amarillo pajizo traslúcido que en su nariz muestra durazno blanco, cebollín, espárrago, zeste de lima, ají verde y suave picor de piel parmesano maduro.
Fresco y ligero en boca a pesar de su cuerpo levemente untuoso, acidez crocante, sabores de fruta blanca y cítricos seguidos de largo final mineral y salino.
Vino perfectamente equilibrado, de larga persistencia marcada por su mineralidad, intenso en sus descriptores y con una clara muestra de la complejidad propia de su terroir.
Nota: 4,2 – Excelente representante de su cepa y terroir cuyo mejor momento se encuentra inmediamente embotellado.
Hecho a la medida de delicados platos marinos como ostras frescas, ostiones a la parmesana, ceviche de pescado o el yodado sabor de unos Erizos estilo Nikkei.

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