Hasta hace algunas décadas el Semillón era una de las principales cepas blancas en Chile, sien cultivadas sus uvas en el mismo piedemonte donde hoy reinan los tintos, lo que favoreció el perfil maduro y estructurado propio de la variedad. Sin embargo a contar de los ’90 cedió terreno ante el éxito de los blancos frescos y ligeros surgidos de la conquista vitivinícola de los valles costeros.

Actualmente su cultivo se limita a en su mayoría a pequeños viñateros que conservan antiguas tradiciones por lo que se le considera parte de las variedades ancestrales y campesinas junto a Moscatel y Cinsault, mismas que han sido revalorizadas en los últimos años a través de colecciones como DO de Viña Carmen.
Quijada Semillón toma su nombre en honor a de don Juan Quijada, viñatero de Apalta que ha preservado estas uvas a pesar de la presión por destinar sus tierras a cultivos más comerciales. Elaborado bajo la guía de la enóloga Emily Faulconer su fermentación se realiza con levaduras nativas para una posterior crianza de doce meses en contacto con sus lías dentro de barricas de roble francés de quinto uso.
Amarillo pajizo de traza dorada. en su nariz abundan nectarines, zeste de naranja, pomelo, manzanilla, muy suave vainilla y el dejo oxidativo de sus levaduras.
En boca muestras un suave dulzor de durazno blanco, acidez media de grata persistencia, final cítrico con una muy bien lograda rusticidad y aspereza que constituye el alma de estos vinos de raíz campesina.
Vino muy bien equilibrado, persistente en su final, intenso en sus notas y con la complejidad propia de la cepa, origen y estilo de vinificación.
Nota: 4,2 – Excelente muestras de su variedad con el plus de su rescate patrimonial.
Excelente opción para acompañar guisos de vegetales o ave, sobre todos aquellos igualmente tradicionales como la Cazuela de Gallina.

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