El alto precio del Champagne se debe a que sin dudas es el mejor vino espumoso del mundo; luego proviene de un terroir ubicado en los 49ºN, el límite de la producción vitivinícola con un clima que no da garantías de repetir una cosecha al siguiente año; pero sobre todo esto la principal condicionante se debe a que la mayoría de las casas champañeras son propiedad de sociedades trasnacionales que manejan los stock en una forma similar a como la OPEC controla el precio del petróleo. Por lo mismo se valora el aporte de empresas aún familiares como Henriot o Louis Roederer que nos permiten beber sus afamadas burbujas sin tener que pedir un crédito bancario.

«Les Temps devient Lumieres…» (los tiempos se vuelven luminosos), es el lema de la Maison Henriot, fundada hace doscientos años por Apolline, viuda de Nicolás Henriot, y una de las pocas casas productoras que aún se mantiene en propiedad y control de su familia fundadora.
El Brut Rosé de Henriot se produce en base a un coupage 50% Pinot Noir y 10% Pinot Meunier de la Montagne de Reims, además de un 40% Chardonnay de la Cóte des Blancs. Un 70% de las uvas provienen de viñedos Premier o Grand Cru y su crianza considera tres años en contacto con sus lías.
Rosado pálido de perlage pequeño, persistente y que corona en perfecto orden la copa desde su centro.
En su nariz licorosa encontramos notas de cocada, mazapan, flores rojas, berries secos, champiñón y marcado dejo mineral, en tanto su boca muestra sabores conforme a sus aromas, acidez alta, remate cremoso con delicados tonos oxidados en su largo final.
Champagne perfectamente equilibrado, de larga persistencia, intenso y complejo en sus notas. En resumen: todo lo que esperamos encontrar en este tipo de vino.
Nota: 4,5 – Excelente Champagne, no requiere mayor comentario.
Vino hecho para ser bebido como aperitivo o para brindar en ocasiones especiales pero que también puede acompañar bocadillos de similar delicadeza y elegancia como los Macarrons.

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